CONTADOR

viernes, 7 de enero de 2011

DORMIR EN CUANTO SOPLAN LOS VIENTOS


DORMIR EN CUANTO SOPLAN LOS VIENTOS

Algunos años atrás, un estanciero poseía tierras a lo largo del litoral del Atlántico.

El constantemente anunciaba estar precisando de empleados.

La mayoría de las personas estaban poco dispuestas a trabajar en estancias a lo largo del Atlántico.

Temían las tormentas terribles que asolaban aquella región, haciendo estragos en las construcciones y en las plantaciones.

Procurando por nuevos empleados, él recibió muchos rechazos.

Finalmente, un hombre bajo y delgado de mediana edad, se aproximó al estanciero.

¿Usted es un buen agricultor? Preguntó el estanciero.

Bien, yo puedo dormir en cuanto soplan los vientos. Respondió el pequeño hombre.

Aunque confuso con la respuesta, el estanciero, desesperado por ayuda, lo empleó.

El pequeño hombre trabajó bien alrededor de la estancia, manteniéndose ocupado desde el amanecer hasta el anochecer y el estanciero estaba satisfecho con el trabajo del hombre.

Una noche, el viento bramaba con fuerza.

El estanciero saltó de la cama, agarró una linterna y corrió hasta el alojamiento de los empleados. Sacudió al pequeño hombre y gritó.

¡Levántate! ¡Una tempestad está llegando! ¡Ata las cosas antes de que sean arrastradas!

El pequeño hombre se dio vuelta en la cama y le dijo firmemente, no señor, ya le dije que yo puedo dormir en cuanto soplan los vientos.

Enfurecido por la respuesta, el estanciero estaba tentado de despedirlo inmediatamente. En vez de eso, se apresuró a salir a preparar el terreno para la tormenta. Del empleado, se ocuparía después.

Pero, para su asombro, él descubrió que todos los pajares estaban cubiertos con lonas firmemente amarradas al suelo. Las vacas estaban bien protegidas en el granero, las gallinas en las jaulas y todas las puertas muy bien trabadas. Las ventanas bien cerradas y seguras. Todo fue amarrado. Nada podría ser arrastrado.

El estanciero entonces entendió lo que su empleado le quiso decir, entonces retornó para su cama para también dormir mientras el viento soplaba.

Moraleja: Cuando se está preparado espiritualmente, mentalmente y físicamente, no hay nada que temer.

¿Usted puede dormir en cuanto soplan los vientos en su vida?

Autor desconocido

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