VIDA EN EL ÚTERO
(Concepción dentro del Batuque Oyo)
Voy a exponer lo que he
tratado de aprender a lo largo de muchos años de estudio como religiosa,
asociando mis meros conocimientos como aficionada y estudiante de ciencias
forenses y como batuquera, umbandista y quimbandera.
Muchas veces por tratar
de simplificar explicaciones para el buen entendimiento de los lectores,
obviamos aclaraciones que son necesarias de realizar y se suscitan equívocos,
siempre hay oportunidades que sólo las brinda el tiempo y voy a tratar de
aprovecharlas.
Soy consciente de lo
que escribo y sé fehacientemente que un niño en el vientre materno tiene vida,
tiene por lo tanto sentimientos, movimientos, sensaciones, latidos, etc., todo
lo que indica que en ese útero hay un ser vivo, pero es una vida dependiente y
compartida con la madre que lo está gestando, con sus propios atributos
adquiridos en el momento de la gestación: Orí (alma).
Cuando un niño fallece
en el vientre materno, pueden pasar horas hasta que se toma cuenta de lo que
ocurre y se procede a extraerlo pues el riesgo de infección al cuerpo materno
es inminente, se realiza la extracción y la madre en la mayoría de los casos
continúa viva.
Cuando una madre
embarazada fallece, de manera inmediata se debe sacar al niño pues la fuente
generadora de vida que era la madre ya no está, esto demuestra la vida
dependiente del niño dentro del útero.
Siempre sostuve que el
espíritu y el Orixá que van a acompañar a ese cuerpo, se fusionan en el momento
del nacimiento, cuando el niño inhala oxígeno por primera vez al salir al
mundo, desprendiéndose del cordón umbilical que le sirvió de conector mientras
se albergó en el vientre materno.
Sabemos que dentro de
la rama de Batuque cada órgano de nuestro cuerpo le corresponde a determinados
Orixás, a Iemanjá los senos; a Iansá las glándulas, riñones, páncreas, hígado;
a Xapaná la piel y los dientes, etc. con algunas diferencias de acuerdo a la
Nación que se rinde culto, formando un erumalé completo, pues todos los Orixás
forman nuestro cuerpo transformándolo en un templo donde el Orixá Tutelar, su
adjunto y los demás conformarán dicha formación. Cada uno de los órganos-Orixás
de la madre a través del cordón umbilical irán alimentando los del hijo que se
está concibiendo y formando, en conjunto con el desarrollo de las propias
células y atributos del nuevo ser, al momento del nacimiento, cuando el Elééda
u Orixá Tutelar toma cuenta de esa existencia que deberá guiar y proteger, ya
esa vida tiene esencia propia e independiente.
Existen diversas
concepciones de si "alma"y "espíritu" es lo mismo, pienso,
ya que es difícil afirmarlo pues más difícil es comprobarlo, que lo que existe
y asiste en el momento de la concepción es el alma (Ori), que para mi es la
esencia primordial del ser que le da el entendimiento y todas las
manifestaciones de vida que demuestra en el vientre materno hasta el momento
que el Elééda u Orixá Tutelar ingrese en el niño recién nacido; en ese mismo
instante de la concepción quien asume la comandancia energética es Orí que será
quien llevará la responsabilidad del destino de esa vida dependiente hasta el
momento propio del nacimiento y mientras siga su desarrollo ó existencia. Una
vez nacida la criatura un espíritu se fusionará con el cuerpo del/la niño/a y
su Elééda u Orixá Tutelar que se unirá con Orí dispondrán lo bueno ó malo que
ese ser deberá vivir en esa existencia y dará la dinámica necesaria a esa nueva
existencia: Ori-Orixá Tutelar, Espíritu y cuerpo.
Iya Zulema de Oxúm